jueves, 10 de junio de 2010

Primera vivienda creada por el hombre

La necesidad de curbrirse de las inclemencias del tiempo, y el defenderse de sus múltiples enemigos, por otro, creó en el hombre primitivo la preocupación de un abrigo constante. Esa preocupación lo llevó a buscar una vivienda.

A través de los siglos nos indican que los primeros hombres buscaron refugio en los lugares que la misma Naturaleza les ofrecía: los árboles y las cavernas de las montañas. El hombre arborícola siguió el ejemplo de los monos, usando la altura como recurso defensivo. En las regiones montañosas, los huecos naturales le ofrecían seguridad frente al ataque. Más de una vez habrá debido desalojar a los animales que en ellos habitaban, para constituirse en único morador de la caverna.

En las regiones más llanas, su instinto de conservación lo impulsó a imitar a los animales que construían su vivienda. Empleó entonces los materiales que el mismo medio le ofrecía. Construyó chozas de los más diversos formatos y tamaños. Usó un palo alto como eje, y otros dispuestos oblicuamente para lograr tiendas de forma cónica, que luego recubría de hojas, ramas, hierbas o pieles. Hizo otras en forma de cubo y también aprovechó material vegetal para cubrir las paredes de sus chozas en forma de prisma triangular acostado. Si el hombre se afincaba bastante tiempo en un lugar, su vivienda se hacía más sólida y estable. Si, en cambio, mudaba frecuentemente de sitio, su choza era sólo un refugio transitorio para él y los suyos.


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